Las características de la voz




 Hay dos tipos de comunicación: verbal y no verbal. La comunicación verbal es la que percibimos mediante las palabras. Mientras que la comunicación no verbal abarca el lenguaje corporal y las características de la voz. Interpretamos el comunicado de nuestro interlocutor, analizando tanto el lenguaje verbal, como el lenguaje no verbal.

Captamos el 7% del mensaje por las palabras, el 38% por las características de la voz y el 55% por el lenguaje corporal. Por ello, para escuchar activamente prestaremos atención al lenguaje corporal y a las características de la voz.

A través de las características de la voz y los gestos corporales nuestro interlocutor expresa sus sentimientos. La forma en la cual comprendemos el significado del mensaje está relacionada con las características de la voz. Las diferentes modulaciones de la voz, una elevación del tono, una pausa o alargar una palabra al pronunciarla nos permiten descifrar el significado de su comunicado.
Los elementos principales que determinan las características de la voz son: el ritmo, el tono y la intensidad.

El tono es el timbre de la voz con el cual nacemos. El tono puede ser formal o informal, alegre o serio, amistoso o protocolario. Un tono vacilante denota inseguridad. Una voz sin titubeos transmite seguridad. Una voz monótona y lineal comunica aburrimiento. Los cambios de tono manifiestan duda, enfado o temor.

La intensidad de la voz es el volumen con el cual se emite el sonido. La intensidad puede expresar intimidad, suspense, sorpresa o impulso. Un volumen alto comunica la intención de dominio. Un volumen bajo demuestra timidez o inseguridad. Los cambios de intensidad se emplean para enfatizar los puntos clave del discurso.

El ritmo de la voz es el número de palabras por emisión de voz. Un ritmo normal es de dos palabras por segundo. Algunos ritmos son rápidos y enérgicos. Otros deliberados y lentos.
Las principales emociones que manifestamos mediante las características de la voz son:
Tristeza: un volumen bajo y un tono solemne.

Alegría: un volumen alto, un tono duro y mayor ritmo.
Desinterés: un volumen y un ritmo bajo.
Nerviosismo: tono medio-alto y velocidad rápida.
Sorpresa: velocidad rápida, tono alto y acentuación pronunciada.
Confianza: volumen alto, ritmo medio y voz decidida.

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