Qué relación existe entre tu imagen y el éxito profesional?


Tu apariencia es tan importante en los negocios como en cualquier otro aspecto de la vida, aunque en el ámbito profesional tiene un carácter casi subliminal.  ¿Cuáles serán las características que podrían darnos una ventaja en el competitivo mundo de hoy? ¿Qué podemos hacer con nuestro aspecto y nuestra actitud cada vez que afrontamos nuestros retos diarios?

Generalmente asociamos una autoestima saludable con una actitud de liderazgo; En este sentido, mientras mejor te sientes, mejor te ven los demás.

El sentido compón dice que aunque tu autoestima necesite un empujón de cafeína o motivación extra cada mañana, asegúrate de “falsificar“ un poco de ella… el secreto mejor guardado de los grandes líderes es que no se sienten seguros el 100% del tiempo.  El método comprobado de tener éxito en este caso, es actuar como si te estuviese yendo excelente siempre (Recuerda que hablo del ámbito profesional, siempre puedes mostrar tus debilidades con tu entorno más íntimo).

Una buena postura y una sonrisa relajada no sólo te hará ver más agradable a los ojos de colegas y clientes, también te harán ver más controlado en momentos de alta presión.

Por otra parte, la tecnología que en muchos casos nos ayuda a ser más productivos, puede ser un obstáculo para esa actitud ganadora.  Una investigación realizada en la Universidad Humboldt en Berlín, determinó que la frecuencia con la que revisamos nuestro Facebook tiene relación directa con sentirnos peor acerca de nosotros mismos.

Nunca olvides que para todos nosotros, un pequeño sentido de la competencia es algo bueno, mientras nos actualizamos sobre los logros de los demás; pero exponerte de manera sistemática a esos estímulos en forma de actualizaciones en Facebook puede hacerte la idea que las personas a tu alrededor gozan de vidas “ideales“ y deprimirte sin que lo sepas.  Siempre, antes de un evento o presentación importante, trata de “desconectarte“ al menos 24 horas antes.

Otros estudios demuestran también que existe una correlación subconsciente entre nuestra apariencia, nuestro atractivo y la juventud y energía con la que nos relacionan los demás.  Aunque todos envejecemos, no todos lo hacemos igual; ignorar este hecho sería desastroso.

Aquellos que aceptan este cambio y sacan partido de él, terminan teniendo éxito no sólo en su vida profesional.  La diferencia la che una actitud optimista y proactiva, acompañado del correcto cuidado de la propia imagen personal.

En este caso, la vieja escuela te dice que debes ejercitarte con regularidad para mantener tus niveles de estrés controlados y tu actitud positiva en alto.  No importa si vas a un gimnasio en el otro extremo de la ciudad o le dedicas 20 minutos al ejercicio en la sala de tu casa, lo importante es hacerlo regularmente.

La nueva escuela enfoca el trato directo con las personas tanto presencial como virtualmente.  La cordialidad no tiene por qué entrar en conflicto con la autoconfianza y la seguridad, ni en persona ni a través del correo electrónico.  El mutuo respeto del tiempo será cada vez nuestro norte en la mejora continua de nuestras relaciones.

 Recuerda en todo caso, que un cambio radical en tu aspecto será un shock tanto para tí como para los que te rodean.  Usa el sentido común, y si todo falla, recurre a un especialista.

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Miedo Escénico? Enfréntalo!



Qué pasa por nuestra mente cuando sabemos que tenemos que pararnos frente a un público para decirle algo? Posiblemente nos viene a la mente el incidente que nos pasó cuando éramos estudiantes y se nos olvidó el tema.


En todo el mundo, hoy en día hay muchas personas que prefieren hacer cualquier otra cosa antes que pararse frente a un auditorio. ¿Es esa tu actitud?

Entonces, ¿qué es el miedo escénico? Es un proceso de ansiedad que sienten las personas cuando deben ponerse en pie para hablar ante un auditorio. Es una respuesta defensiva del organismo caracterizada por distintas formas en los niveles cognitivo, fisiológico y conductual. Algunos síntomas son los siguientes:




Respiración acelerada. Sudoración copiosa. Urgencia urinaria. Malestar estomacal. Dolor de cabeza. Sequedad en la boca. Rubor facial. Escalofríos. Manos heladas. Posponer la acción. Escape de la situación. Acciones automáticas. Rapidez al hablar. Tartamudeo. Bajo volumen de voz. Uso de estimulantes. Silencios frecuentes.


Sin embargo, la mejor noticia que puedo compartir contigo en este artículo es que el miedo escénico no solo se puede controlar, sino que se puede derrotar para siempre.



La pregunta obligada es: ¿qué debo hacer?

Debemos comprender que el miedo escénico se derrota antes de pararnos frente al público. Tenemos que aprender a prepararnos adecuadamente para cualquier oportunidad que tengamos de hablar en público.

Algunas sugerencias que podemos poner en práctica para derrotar el miedo escénico son las siguientes:

1) Investiguemos sobre el tema que vamos a exponer de manera cuidadosa y luego delimitémoslo. No estamos obligados a querer abarcar todo el contenido. Cuando tenemos mucho material es más fácil perdernos. Por lo tanto, busquemos dentro del tema en general algunos de los puntos que más nos gusten y hablemos sobre ellos. Nos sentiremos a gusto porque dominaremos el contenido.

2) Evitemos aprendernos de memoria el tema. Si nos hemos preparado adecuadamente tendremos las ideas y los conceptos claros en la mente, por lo tanto, expliquémoslos con nuestras propias palabras.

3) Es importante tener un buen apoyo de medios audiovisuales. Ellos nos ayudarán a recordar los puntos importantes de nuestro tema. Preocupémonos en elaborar buenas presentaciones, ya que nos ayudarán a mantener el control sobre el tema.

4) Con el tema delimitado, los conceptos claros en la mente y con un buen apoyo audiovisual, ahora solo nos falta practicar, practicar y practicar. Hagámoslo frente a un espejo, con la familia, con un grupo pequeño de amigos, etcétera. Graba tu charla, a ser posible en cámara de vídeo y luego veámosla varias veces. Seamos objetivos con nosotros mismos, primero elaboremos una lista de las cosas positivas que veamos y luego una lista de las que tengamos que mejorar.

5) Conozcamos al público. Investiguemos quiénes estarán, cuántos serán, su grado de estudios, su identidad profesional, etcétera. Saber quiénes estarán será positivo. Evitemos pensar que habrá gente importante. Todos los que vienen a escucharnos lo hacen porque quieren aprender de nosotros. Elaboremos una lista de preguntas que creemos que ellos nos harían y tengamos las respuestas a mano.

6) Mantengamos el control sobre las preocupaciones. Preocupación está escrita con el prefijo pre y la palabra ocupación, lo que significa que lo que hacemos es ocuparnos de algo antes de que realmente ocurra. Se dice que el 80% de nuestras preocupaciones jamás ocurren. Nuestro desafío, entonces, es llenar nuestra mente de lo positiva que será esa experiencia, lo nuevo que vamos a aprender y lo valioso que será ayudar a nuestro público.


 

Enfrentarse al miedo escénico es posible y derrotarlo para siempre puede ser una realidad. Como sabemos muy bien, para aprender a nadar es necesario meterse en el agua varias veces hasta que dominemos las técnicas. Igualmente, para aprender a hablar en público exitosamente es necesario pararse frente a un auditorio todas las veces que sea necesario hasta que el miedo escénico sea soportable, dominable y manejable.



José René Alvarado 


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