7 Claves del Marketing

Vivimos de lleno en una auténtica revolución propiciada por la Web 2.0 que ha traído consigo dos consecuencias positivas de importancia: las extraordinarias posibilidades para relacionarnos y comunicarnos con los demás por vía digital (para eso al fin y al cabo fueron creadas originalmente las redes sociales) y lo que podríamos calificar como una nueva era de marketing personal que abre las puertas a conseguir todo tipo de objetivos personales y profesionales.

El concepto de marketing personal (que engloba al íntimamente relacionado de marca personal o personal branding) es heredero directo de la gestión de imagen de la era pre-digital. Nos permite trazar el sendero de nuestro desarrollo profesional ganando contactos estratégicos, potenciando una imagen que refleje nuestros valores y estilo, estableciendo nuestra credibilidad, generando entusiasmo en torno a nosotros y nuestros proyectos y por supuesto consiguiendo las metas laborales y profesionales que nos hayamos marcado. Para ello, es imprescindible trazar un plan individualizado que tenga en cuenta la situación específica de cada cual y que en muchos casos deberá ser gestionado por profesionales (al menos al principio y hasta que el interesado o interesada se haya capacitado).

Desde nuestra experiencia en soy una marca en este tipo de planes para casos tan diferentes como los de políticos, deportistas de élite, empresarios, ejecutivos o desempleados, queremos apuntar a siete de las claves de éxito que se repiten una y otra vez y que forman siempre parte integrante de toda hoja de ruta.

1) Pensar en positivo.

Es imprescindible promover un espíritu positivo cuando nos ponemos manos a la obra en cualquier proyecto de este tipo. El pensar (¡y actuar!) en positivo nos ayuda no sólo a dar lo mejor de nosotros mismos, sino a ponernos objetivos más ambiciosos y a no magnificar las dificultades a las que nos enfrentamos. También nos impulsa a rodearnos de personas que compartan el mismo espíritu y a motivarnos intrínseca y extrínsecamente para conseguir nuestros objetivos. Y todo ello es más que necesario.

2) Centrarnos en aportar valor.

Nuestro éxito lo determinan siempre los demás (son ellos finalmente los que nos validan comprando nuestro producto o servicio, ascendiéndonos u ofreciéndonos empleo) y es proporcional al valor que aportemos con nuestro trabajo. La fórmula es sencilla: cuanto más valor aportemos, más seremos reconocidos y atraeremos las oportunidades que necesitamos para alcanzar nuestras metas. El marketing personal no es un ‘egotrip’, sino una aventura centrada siempre en los demás y en cómo podemos contribuir con nuestro talento y habilidades a su éxito. Para recibir, primero hemos de dar.

3) Establecer objetivos realistas y concretos.

En nuestra experiencia nos hemos encontrado con individuos con una opinión inflada de sí mismos y, por el contrario, con aquellos que no se valoran en su justa medida. En ambos casos hemos de estudiar las posibilidades reales de cada cual basadas en su experiencia, talento y proyección y establecer una serie de objetivos realistas y realizables con sus KPIs (key performance indicators) correspondientes que habremos de medir periódicamente durante la implementación del plan.

4) Crear un ecosistema 2.0 a medida.

De todos es sabido que el ‘estar por estar’ en Internet y las redes sociales no sólo no nos ayuda sino que directamente y en muchas ocasiones nos perjudica. Cada caso requerirá una presencia estratégica en determinadas redes y medios sociales dependiendo del énfasis que queramos darle: ¿contenidos escritos? ¿contenidos multimedia? ¿networking? Un mínimo común denominador suele ser en prácticamente todos los casos el contar con un espacio web (página, blog o ambos) que actúe como catalizador de ese ecosistema y que se convierta de facto en nuestra ‘casa’ en Internet. Por eso un diseño o rediseño web es casi siempre recomendable y hemos de contar con un diseñador/a que entienda la dinámica del personal branding y del marketing personal.

5) Llevar a cabo un benchmarking antes, durante y después del plan.

El éxito siempre deja huellas y siempre hay lecciones que podemos y debemos aprender de nuestros competidores más directos y, en general, de todos aquellos que ya están consiguiendo los objetivos que nosotros aspiramos a conseguir. De eso precisamente trata el benchmarking: de establecer una comparativa fructífera con nuestros competidores presentes y potenciales que nos ayude a visualizar de forma nítida la aportación que queremos realizar y también a diferenciarnos con un estilo propio. Todo ello sin renunciar a aprender y en ocasiones a imitar ciertas prácticas positivas que funcionan.

6) Practicar de forma decidida el networking y el marketing social.

Precisamente porque nuestro éxito viene siempre de los demás, un plan de marketing personal siempre está basado en conectar con nichos de audiencia específicos que forman parte de nuestra estrategia. Entre estos nichos destacan: los ya mencionados competidores y compañeros de profesión, clientes presentes y potenciales, influyentes o influencers, medios de comunicación que se puedan hacer eco de nuestro trabajo y muchos más. Redes sociales como LinkedIn o Twitter nos ayudan precisamente a llegar a esos contactos de forma mucho más rápida y menos farragosa que mediante el networking tradicional: y esa es la nueva era del marketing social a la que apunta Google con las últimas actualizaciones de su algoritmo

7) Autocapacitarse progresivamente y tomar las riendas.

Algo tan íntimo como nuestro marketing personal nos llama a una implicación directa a medio y largo plazo. En soyunamarca lo tenemos claro, y nuestro modelo no es crear relaciones de dependencia sino invitar a los interesados a formarse y a capacitarse de tal manera que progresivamente puedan tomar las riendas de elementos clave de su marketing personal como la gestión efectiva de sus redes y medios sociales, etc. Aunque en casos puntuales (como el de los famosos) esto no sea siempre factible, el objetivo es acompañar en el proceso como un amigo que siempre está de tu parte y en el que puedas confiar y delegar cuando sea necesario.

Cuando las cosas se hacen bien suelen salir bien, y el marketing personal no es una excepción. El desafío para todos nosotros es descubrir, configurar, comunicar y gestionar nuestra marca personal de la forma más divertida y productiva posible para alcanzar y superar nuestros propósitos. Y para ello, es del todo recomendable un plan que actué como acicate permanente y nos saque a veces de nuestra zona de confort para aventurarnos por la senda que lleva a la excelencia. Estamos dispuestos a acompañarte.

Logra hablar de temas incómodos con tu pareja

Quizás pienses que es complicado hablar un tema difícil con tu pareja, o compartir con ella tus preocupaciones, o decirle las cosas que te molestan de tu trabajo.
Lo cierto es que cualquiera de estos tópicos puede ser difícil de abordar si no tenemos la disposición mental correcta. Según el psicoterapeuta Aaron Karmin, depende de cada quien y la relación que tienes.
Karmin nos ofrece algunas recomendaciones que te serán muy útiles al conversar temas difíciles con tu pareja:

#7. Analiza tus motivaciones personales

Antes de hablar, hazte tú mismo un examen personal para entender tus propias emociones y motivaciones. Puede parecer tedioso llevar un diario de tus emociones y sentimientos (lo que recomienda el especialista), pero peor aún es pasar meses, incluso años, sin poder hablar de lo que sientes con quien compartes tu vida.
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Escribir tus motivaciones te ayuda a tener una mejor perspectiva de ellas. Puedes ayudarte respondiéndote estas preguntas:

- ¿Cuál es la peor parte de lo que voy a decirle?
- ¿Cómo me hace sentir esa parte?
- ¿En qué otra ocasión me he sentido de la misma manera?
- ¿Qué prefiero: tener la razón, o estar en paz?
- ¿Qué es lo que quiero alcanzar con esta conversación?
- ¿Qué es lo que más me preocupa de sacar a colación este tema?
- ¿Cómo me afectará a largo plazo?
-¿Cuál sería el desenlace ideal?
Y la más importante: Si tuvieses que darle una recomendación a alguien que fuese a tener la misma conversación, ¿Qué le dirías?

#6. Escoge el momento correcto

Usualmente, el mejor momento para tener una conversación delicada no es fácil de identificar, pues ambos no tendrán la misma disposición a la misma hora del día. Karmin recomienda que el tiempo que ambos le dedicarán a esa conversación, sea de mutuo acuerdo, casi como una invitación.
Pocas frases generan más ansiedad que “Tenemos que hablar“

Invita a tu pareja diciéndole que quieres hablarle algo que te preocupa, y que quieres buscar el momento idóneo par hacerlo. Inclusive si sabes cuál será el momento que escoja, trata de hacer la invitación con poca antelación de tal manera de no crear tanta ansiedad al respecto.
En todo caso, la manera como plantees el tema debe ser buscando cooperación. Por ejemplo, la famosa frase “Tenemos que hablar“ le sube la tensión a más de uno, por lo que un “Quisiera comentarte algo que me tiene preocupado desde hace unos días, y quisiera saber tu opinión“, es quizá el otro extremo; trata de hacerlo natural y espontáneo.

#5. Elimina las distracciones

Es parte del sentido común, pero es conveniente apagar la música, la televisión, computadores y por supuesto, los teléfonos. Es parte de demostrar que esa conversación es lo más importante en ese momento y como tal, requiere de cierto aislamiento por parte de los dos.
Para hablar con tu pareja, siempre hazlo cara cara y a menos de 150 cm de distancia


De la misma forma, reserva tiempo suficiente. Siendo un tema delicado, es común que la conversación se extienda un par de horas. Asegúrate de que no haya premura o limitaciones de tiempo muy estrictas.
El lugar en el que hablen también es importante: ambos deben estar cómodos y poder verse cara a cara, a una distancia personal o íntima (entre 50 y 120 cm, como máximo).

#4. Asegúrate de que comunicas lo que quieres

Al hablar un tema difícil con tu pareja, es muy común mencionar al problema pero no al curso de acción. Si una pareja habla de su intimidad sexual, de lo que le gusta y lo que no le gusta, está estableciendo el problema pero de la misma forma quien inician el tema debe hacer una propuesta sobre qué hacer al respecto.

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Cuando son problemas de trabajo y estás esperando una opinión de tu pareja, es conveniente que le expongas el dilema que te ocupa la mente y enseguida decirle lo que piensas hacer… pero que quieres saber lo que piensa al respecto.
Muchas veces tú y tu pareja estarán de acuerdo en temas delicados aún antes de haberlos discutido, pero no se atreven a decirlo mutuamente; da tú el primer paso y verás que congenian mucho más de lo que te imaginabas.

#3. Asume la responsabilidad, verbalmente

Si hablas en plural (“Tenemos este problema“, “Tenemos que hablar“, “Hay algo que nos está pasando últimamente“), estás predisponiendo a tu pareja, pues le estás asignando un sentimiento o un conflicto que no necesariamente él o ella tienen.
Hablar en segunda persona te hace ver como si estás eludiendo una responsabilidad.

Aunque el problema los afecte a ambos, habla sólo por ti mismo; exprésate en primera persona: (“Tengo este problema“, “Estoy preocupado por esto“, “Hay algo que me pasa últimamente“). De esa manera le ofreces espacio para sentir, opinar y actuar; estás presentando tu parte del conflicto y le estás pidiendo que la complemente con su punto de vista.
Hablar en primera persona hace del tema que abordas un asunto personal, dándole la importancia real que tiene para ti. Hablar en plural siempre hace ver como que quieres diluir una responsabilidad.


#2. No des nada por sentado

El error más común es pensar que sabemos cómo va a reaccionar nuestra pareja ante un tema delicado. Lo peor que puede pasar es que nos expresemos de tal manera que no le demos oportunidad al otro de aportar; ¿Crees que tu pareja se enfadará por lo que le dices? no actúes como si eso fuese a pasar, ¡Y mucho menos le digas “Sé que esto te va a hacer enfadar“, antes de hablar!, eso molesta a cualquier persona.

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Así como tú no puedes leer la mente y los sentimientos, no esperes que tu pareja lo haga; no solo habla del conflicto, de lo que harías para resolverlo sino también de lo que te hace sentir este problema.


#1. Usa la escucha activa

Después de que has planteado ese tema que tanto te costó sacar a colación, viene la parte más difícil: la reacción o la opinión de tu pareja al respecto. Te advierto por adelantado: puede que no te guste lo que te diga, que no esté de acuerdo o simplemente tenga emociones encontradas con tu punto de vista.
Lo más difícil de conversar, es escuchar.

Debes recordar siempre que tu pareja no necesariamente piensa igual que tú, y la primera reacción de cualquier ser humano sobre un tema desagradable nunca es la más acertada ni refleja a cabalidad su postura al respecto. Hasta es posible que no puedan llegar a un acuerdo en esa “sesión“, y deban continuar la conversación luego, cuando tu pareja haya tenido tiempo de analizar mejor el problema.
Recuerda que si quieres paciencia y comprensión hacia ti, debes demostrarlas tú primero; así propiciarás un reflejo empático en tu pareja.

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