Si vas a posar hazlo bien

9 claves para un buen posado fotográfico.





A la hora de posar para una foto, ya seas el fotógrafo o el fotografiado, es importante conocer bien cómo colocarse. No se trata de poner “morritos” o fijar una mirada seductora. Hay mucho más. Y mejor si sabemos cómo situar cada parte del cuerpo en función del tipo de foto, el escenario y la luz disponible para lograr un buen retrato, ya sea individual, de pareja o de grupo.
Posar bien influye tanto en el resultado final que por eso vamos a repasar nueve claves que nos asegurarán los mejores resultados y evitarán posturas forzadas y antinaturales.



1. Definir el tipo de retrato


Antes de nada, debemos tener claro el tipo de foto que queremos. Lo que buscamos transmitir. Es la clave. Sobre esto girará todo lo demás: desde el escenario a cómo colocarnos, así como la luz, la mirada… Si se trata de un retrato donde queremos posar divertidos, si es para un recuerdo de un evento (fiesta de cumpleaños, boda…) o simplemente nos queremos hacer un retrato improvisado, cuanto más claro tengamos lo que queremos mostrar, esa sensación que queramos transmitir, mejor decisión tomaremos a la hora de posar o hacer posar.

Sobre esto decidiremos qué postura debemos adoptar (según el rol: si somos nosotros los fotografiados o bien fotografiamos nosotros a otra persona) y dónde y cómo colocarnos. Para lo cual tampoco podemos olvidar el escenario sobre el que haremos la foto y, también, el fondo. Mejor si es lo más simple posible y que ofrezca suficiente contraste.



2. Cómo empezar a colocarse e interactuar
Es lo más difícil, sobre todo si el retratado no gusta mucho de hacerse fotos. Por ello, debemos ayudarle a colocarse, dándole indicaciones claras y precisas (donde debe mirar, el ángulo de la barbilla, dónde colocar los brazos y los pies…), para evitar que quede de frente y tenso ante la cámara.



Un buen consejo es buscar el mejor ángulo, intentando que se coloque un poco lateral pero con la mirada hacia la cámara, que debe estar a la altura de su mirada y no por debajo. Para lograr que nuestro protagonista se relaje es importante hablarle, que se sienta guiado, pero también crear un momento distendido, quitándole tensión e incluso comentar algo divertido para provocar una sonrisa.


Como fotógrafos debemos buscar varias alternativas, no quedarnos con una única toma y un mismo encuadre y ángulo. Le podemos pedir que cambie de lado. A veces la mejor foto puede estar en la primera foto de la primera pose o en la última, así que en todo momento dirijamos bien al protagonista buscando que se sienta cómodo, que destaque su mirada y sin olvidar el tipo de foto que queremos lograr (como se indica en el punto anterior).



3. La mirada
Es uno de los elementos más importantes en un retrato y, por tanto, a la hora de posar. Debemos conseguir una mirada sincera y relajada, para ello podemos pedir al retratado que mire fijamente a cámara. Un buen truco es pedirle que mire exactamente dentro del objetivo y esté pendiente de ver cuándo se abre y cierra el diafragma en su interior. Es una forma de mantenerlo concentrado y con la mirada fija.





Otra opción es cerrar los ojos unos segundos y contar hasta tres para abrirlos. Justo cuando los abra es un buen momento para disparar la foto. Evitaremos el pestañeo y la mirada aparecerá serena y clara.
Si no queremos que la foto sea mirando directamente a cámara, otra opción es indicarle exactamente un punto donde mirar. Evitando inclinar demasiado la cabeza o alzarla en exceso.



4. Espalda siempre recta

























Es algo fácil de decir pero no tanto de conseguir. Cuando estamos de pie y posamos durante unos minutos pronto empezaremos a tomar posturas que curvarán un poco la espalda o dejaremos caer un poco los hombros. Es importante que mantengamos la espalda erguida y recta y los hombros un poco hacia atrás. A veces puede parecer un poco antinatural y se notará que forzamos la postura, pero intentemos simplemente mantener la espalda recta sin demasiada tensión. Para lograrlo también ayuda mantener una respiración relajada y profunda, además de no olvidar colocar también el cuello bien erguido en todo momento.


5. Colocar las manos y los brazos


Es una de las claves más importantes. Ya que las manos junto con la mirada son los principales elementos expresamos. Así que evitemos dejar los brazos colgando. Mejor les podemos dar una función o un punto de apoyo. Y siempre recordemos mantenerlos despegados ligeramente del cuerpo, para que se aprecie mejor el torso o la cintura, ya sea un hombre o una mujer quien está posando.


Debemos evitar que los brazos estén completamente extendidos, parecerán muy tensos así como que estén demasiado flexionados. Una flexión suave, buscando naturalidad y sobre todo comodidad es importante. Así como colocar las manos con los dedos relajados, ligeramente flexionados y no muy separados.

Si no conseguimos naturalidad en las manos y los brazos, entonces mejor hay que darles algo donde apoyarse, colocar las manos en los bolsillos o sujetar algo. Así serán más naturales y no distraerán la atención.


6. La naturalidad por encima de todo


Si intentamos controlar la situación con muchas indicaciones o si tenemos en mente demasiados detalles (la mirada, respirar, espalda recta, las manos…) puede que el resultado sea cualquier cosa menos natural. Y es que lograr la naturalidad no es nada fácil, pero con un poco de empeño y paciencia se consigue.

Todas las indicaciones mencionadas son importantes, pero deben quedar supeditadas a lograr la naturalidad. Podemos tener los brazos pegados al cuerpo o la espalda no lo suficientemente recta pero si la pose es natural, cómoda y el momento el adecuado al tipo de foto que buscamos, se puede tolerar.


Para lograr esa naturalidad hay que saber crear el momento, no forzar la foto si no estamos preparados y lograr un instante agradable. Un buen consejo puede ser dar las indicaciones de cómo colocarse, interactuar, charlar un rato sin apuntar con la cámara. Dejar que la persona que va a posar busque su postura más cómoda y se sienta a gusto. Si quien va a posar está cómodo, eso se transmite en la foto y lograremos una imagen más natural y menos forzada.


7. Posar con movimiento
No siempre debemos asociar el posado a estar quietos como una estatua. Podemos posar en movimiento, realizando alguna acción, como caminar, por ejemplo. Esto ayuda mucho a evitar la rigidez y las posturas forzadas. Aunque no por ello hay que dejar que la pose se improvise. Debemos igualmente dirigir la mirada, controlar la espalda y ver qué movimiento es más apropiado para lograr el tipo de imagen que queremos.




Con un gesto de movimiento bien dirigido lograremos fluidez, para lo cuál debemos tener en cuenta todo lo anterior, como la mirada, espalda y cuello recto, colocar bien los brazos y las manos, siempre buscando un movimiento natural, para lo cual podemos ensayarlo varias veces hasta que salga de forma natural pero sin olvidar los detalles importantes.



8. Resaltar lo mejor y ocultar lo peor
Todos hemos escuchado eso de que tenemos un perfil mejor que otro. Pues es algo que podemos trabajar para conseguir siempre destacar lo mejor al posar. Si queremos destacar nuestra cara, busquemos una luz que la resalte y evitemos retratos de cuerpo entero.



Para ello también es importante cuidar el look, dependiendo de la ropa que llevemos podemos aprovechar un fondo que contraste y una luz adecuada. Y por supuesto saber elegir el mejor momento. Si no estamos de ánimo o no nos podemos concentrar, evitemos posar de cualquier forma si no queremos un retrato poco favorecedor.


9. Posar en grupo: buscando la conexión y el equilibrio


























Nos encontraremos con mucha frecuencia que debemos posar para una foto en grupo y no sabemos cómo colocarnos. En realidad hay que seguir los mismos parámetros que se han comentado. Cuidar la mirada, la postura, las manos… aunque en el caso de los grupos es importante además que la colocación se haga con equilibrio (por ejemplo evitar que dos estén de pie y uno sentado o que cada uno tenga una postura diferente o distraiga del resto).


También es importante demostrar la conexión entre los que están posando, evitar que aparezcan muy separados o demasiado juntos tapando uno parte del otro, por ejemplo. Lo ideal es que no se sitúen todos de frente, buscando cada uno un ángulo y que prime ese momento espontáneo y natural.

























Como vemos son claves muy generales pero esenciales a la hora de posar para una foto. Es mejor tener estos detalles en cuenta que aprenderse algunas poses que repitamos. Lo más importante es buscar la naturalidad, que estemos relajados y que sea un momento divertido y agradable, para que esa energía se transmita en la foto.

Un último consejo: echar un vistazo a los trabajos de los mejores fotógrafos de retratos, así veremos cómo posan a sus retratados y cómo consiguen destacar lo mejor de ellos.

http://www.xataka.com/

¿Siempre llegas tarde a todos lados? La ciencia explica el por qué.




La impuntualidad es un rasgo personal que trae varios inconvenientes, pero que muchas personas padecen.


Aparentemente fue Shakespeare el que dijo que «mejor tres horas temprano que un minuto tarde», pero el problema es que, al momento de concertar una cita, no siempre se da entre dos personas que adoptan esta misma filosofía, y lo más probable es que una de ellas sea la que tenga que esperar a la otra por 3 horas.


(Ya que estamos con citas literarias, y para compensar, cabe recordar que Oscar Wilde dijo que «llegar tarde es una cuestión de principios» y que «la puntualidad es una pérdida de tiempo»).


De todas maneras, si eres de esos que ha perdido amistades por llegar siempre tarde, no te preocupes. La ciencia ha determinado el principal factor que incide en la impuntualidad, y también cómo se puede cambiar esta conducta.

        ♦Ver también: Cómo soportar un día de trabajo sin dormir (según los científicos).
El problema


La explicación de por qué muchas personas son impuntuales es mucho más simple de lo que se puede imaginar. Básicamente, los impuntuales piensan que pueden hacer más cosas en el tiempo del que disponen de las que realmente pueden hacer. O simplemente subestiman el tiempo que les tomará llevar a cabo una determinada tarea, antes de llegar a un lugar a la hora señalada.

Los psicólogos de todas maneras tienen un lindo nombre para esto, y es una teoría formulada por primera vez en 1979 por dos psicólogos estadounidenses, denominada falacia de la planificación, que describe, precisamente, la tendencia inevitable en ciertas personas a considerar que ciertas tareas le llevarán mucho menos tiempo del que en realidad llevan.






Esta tendencia, según los científicos, es la que resulta muy difícil de cambiar para muchas personas. Incluso cuando trae algunas consecuencias negativas, como el enojo de una persona que esperó más de la cuenta o la reprimenda del jefe.
Según un estudio reciente, realizado por el psicólogo canadiense Roger Buehler, alrededor del 40% de las personas subestiman el tiempo del que disponen para realizar una determinada tarea, y los casos pueden ser desde una mala planificación y uso del tiempo, hasta un problema médico serio, y concerniente a asuntos algo triviales como la contestación de un correo electrónico, hasta otras más importantes como pagar las cuentas.

                ♦Ver también: 9 personas que perdieron su trabajo por un error



Soluciones

Los científicos han testeado varias estrategias apuntadas a cambiar esta conducta. Algunas de las más eficaces son intentar predecir el tiempo que llevará una tarea basándose en experiencias anteriores, es decir, cronometrar el tiempo que se necesita para completar una determinada tarea y tenerlo en cuenta en ocasiones futuras.


Otra posibilidad es dividir la tarea en varios pasos detallados, lo que sería también algo fundamental para organizarse. La falta de organización es probablemente uno de los rasgos más frecuentes en personas impuntuales.




Con estos métodos, se demostró que era posible estimar de manera más precisa el tiempo del que se debe disponer para llevar a cabo tareas como prepararse para una cita, ir de compras, realizar un documento en la computadora o preparar la comida.


Otra estrategia es establecer un sistema de «recompensa» para realizar una tarea a tiempo. Por ejemplo, no dedicar tiempo de ocio en Facebook hasta que la tarea no esté completada y "recompensarse" con ello recién después.


El autor del presente artículo, en sus palabras da algunas recomendaciones a través del ejemplo citado a continuación: "Si yo quisiera escribir este artículo a tiempo, debería primero prever cuánto tiempo me han llevado otros artículos similares, dividirlo en acciones bien definidas (escribir una introducción, desarrollo, cierre, buscar imágenes adecuadas, etc.), y, mientras tanto, no desviarme en cosas como mirar Facebook o divertidos gifs de gatitos. Todas cosas que no hice, así que voy cerrando porque debería haberlo terminado hace 30 minutos".

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