LAS ENTREVISTAS: Aprovecha para lanzar tu mensaje



“A una entrevista de prensa no se va para responder preguntas sino para comunicar mensajes”


Es constantemente percibido que cuando se trata de una entrevista en algún medio de comunicación –escrito o electrónico- o bien un encuentro con periodistas –rueda de prensa-, los funcionarios públicos, actores políticos, económicos y sociales asisten con la intención de contestar todo tipo de preguntas –positivas o negativas en torno a su función e incluso vida personal- más no con el objetivo de aprovechar el espacio para emitir un mensaje principal, puesto que se trata de una oportunidad para comunicarse con la ciudadanía e informarle de actividades, proyectos o aclarar situaciones.


Las ruedas de prensa o entrevistas en estudio son encuentros con los medios de comunicación, provocados por parte de los informantes en el primer caso o bien por los informadores en el último, donde los periodistas buscan las respuestas que notifiquen, complementen, contrasten o hasta cierto punto, polemicen el hecho, el cual se estacionará en la agenda mediática y que le proporcionará mayor rating como medio de comunicación.


Han sido varias ocasiones en que como televidentes o radioescuchas –donde más notoriedad tiene la comunicación no verbal- observamos que los entrevistados caen en contradicciones, hablan de lo que no deben o no les conviene, se aturden y pierden ciertas veces, el control de la situación, llegando en ocasiones, a las amenazas personales y un enfrentamiento difícil de subsanar con el periodista.


Lo que se conoce como media training o entrenamiento en medios es una técnica muy recurrida por políticos, empresarios y/o voceros quienes, en cualquier momento del día, pueden ser abordados por los medios de comunicación en un encuentro preparado o no.


El media training o entrenamiento en medios de comunicación surgió en Estados Unidos, cuna de la mercadotecnia y sus diferentes disciplinas. Pudiera decirse que este entrenamiento es idóneo para los funcionarios públicos o para aquellos que se encuentren fabricando una imagen política, lo cual es correcto. De igual modo, se recomienda para empresarios, catedráticos y todas aquellas personas que tengan que someterse al escrutinio público o privado.


En especial, para toda figura pública es fundamental conocer las técnicas que los periodistas emplean para dirigir las entrevistas hacia el área de su interés e incluso, obtener las respuestas que ellos desean aunque difiera totalmente del mensaje que se desea transmitir.


Todo aquel que sostenga un encuentro mediático debe saber y estar conciente del significado que reviste la comunicación verbal y no verbal. El tiempo es muy breve y es fundamental estar atentos para obtener ventaja de los minutos.


Algunas recomendaciones de Richard Laermer y Michael Prichinello en su libro “Relaciones Públicas: ataque integral” son:


• Trabaje la confianza para poder transmitirla en sus conocimientos y experiencia en torno al tema. Siendo un conocedor de su área, será la primera persona a la que recurran como fuente de información certera.
• No especule si no cuenta con la información exacta y verdadera. Es mejor comprometerse a conseguirla a proporcionar datos que posteriormente sean difíciles de aclarar. Recuerde que con los medios no hay una segunda oportunidad.
• Nunca emplee la frase: Sin comentarios.
• Utilice técnicas como los puentes, los cuales le permitirán convertir una pregunta negativa para usted en un mensaje positivo.
• Proporcionar respuestas concretas sin divagar ni introducir otros temas.
• Concentración total en las preguntas formuladas para evitar caer en el juego.
• Aproveche la oportunidad de mensaje final, mensaje para el público, para el auditorio. Es la última ocasión de la entrevista en que usted tiene posibilidades de enviar y refrendar el mensaje principal.


Pocos actores políticos están preparados para situaciones de este tipo, de hecho al comenzar su carrera evidencian su inexperiencia y falta de conocimiento sobre el manejo ante una cámara o micrófono, lo cual se mitiga de forma empírica. Aunque en estos casos como en otros de la cotidianeidad, “la primera impresión jamás se olvida”.


Un entrenamiento en medios consiste en varias sesiones en las que se ambienta un estudio de televisión o radio donde desarrollaremos diferentes tipos de entrevistas con preguntas fabricadas por parte de especialistas y de acuerdo al puesto desempeñado o a desempeñar.


Algunos profesionales en el tema imparten una serie de tácticas a través de un curso breve para posteriormente efectuar la entrevista, señalar y corregir los errores. En lo personal, difiero de este procedimiento ya que proporcionar información previa de lo que es más recomendable hacer y/o decir durante una entrevista, predispone al cliente y no nos permite trabajar sobre un esquema de comunicación verbal y no verbal auténtico, sobre el cual podamos recomendar, reorientar y notar el avance en cada una de las técnicas.


Entrenamiento significa práctica, instrucción y preparación. Recuerde que la imagen es todo un conjunto de estímulos verbales y no verbales. Por lo que, conociendo y aplicando las técnicas transmitidas por un profesional, podrá parafrasear a Henry Kissinger, con lo cual resume el objetivo último de un media training al enfrentarse con los medios de comunicación: “Espero tengan preparadas sus preguntas para mis respuestas”.

LOS HOMBRES VESTIDOS DE ROJO, atraen sexualmente a las mujeres


 Una “Chica de rojo” siempre ha sido símbolo de sensualidad, pero una investigación publicada recientemente demuestra que los hombres que visten con este color también son más atractivos sexualmente para las mujeres.

El estudio, publicado en el Diario de Psicología Experimental, determinó que el rojo nos da una imagen de poder.  Andrew Elliot, profesor de psicología de la Universidad de Rochester, afirmó que las mujeres “ven a los hombres vestidos con rojo más propensos a obtener dinero y a tener un mejor estatus”, y esta apreciación es la que produce la atracción.

El color rojo ha sido usado para distinguir rangos sociales en prácticamente todas las culturas.  En China y Japón lo relacionan con un alto estatus social; En la antigua Roma, a los ciudadanos más poderosos se les conocía como “Los que visten de rojo”.  Hoy, reservamos la alfombra roja para nuestros invitados especiales.  

Y es que el significado tiene raíces biológicas; En los mandriles, el carmín indica la dominancia del macho alfa.  “Cuando una mujer ve el color rojo, es muy probable que se dispare una sensación codificada profundamente en los genes”, explica Elliot.

Para el estudio, fueron analizadas 288 mujeres y un grupo de control de 25 hombres, autoidentificadas como heterosexuales o bisexuales.  En el experimento, la camisa de un hombre en una fotografía fue modificada con colores diversos; los sujetos debían expresar el estatus del modelo, su atractivo, y su disposición a salir con él, besarlo o iniciar alguna otra actividad de índole sexual.

El efecto del color fue limitado.  Los hombres con rojo se veían más poderosos, atractivos y deseables sexualmente, pero no eran considerados más cariñosos o sociables; al hacer el estudio con el grupo de control masculino, no hubo ninguna preferencia apreciable.

El científico concluyó con que “Generalmente consideramos a los colores en términos estéticos, pero en realidad afectan profunda y poderosamente nuestra percepción y comportamiento, en muchos casos de manera subconsciente”

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10 SEÑALES NO VERBALES DE QUE LE GUSTAS A UNA MUJER: Su cuerpo, gestos, miradas y movimientos las delatan


- Su  buen humor es espontáneo: Ya sea sonriéndo o riéndo abiertamente, una mujer que disfruta de tu compañía se notará feliz y agradada.  Una que otra risilla nerviosa, o una sonrisa pícara, es un indicio que ella disfruta de tu presencia (ojo, hasta ahí, mejor ándate sin prisas… recuerda que ellas “huelen” tu desesperación).

- Te toca casualmente: Si de repente te toca el brazo, te acomoda la camisa, o incluso llega a rozarte la pierna con la suya, es un indicio de que quiere acercarse.  ¡No lo desaproveches!  Sólo trata de diferenciar toques accidentales de aquellos hechos intencionalmente.

- Demasiadas “coincidencias”.  Si ella gusta de tí, buscará la manera de que se encuentren de manera “fortuita”.  ¡No hablo de acoso, claro está…! Más bien se siente como si te leyeran la mente y adivinaran lo que vas a hacer (el cual es de hecho un superpoder innato en ellas).

- Las miradas intermitentes: Debes aprender a mirarlas indirectamente.  No es difícil; lo que necesitas precisar es si tratan de verte cuando no las estás mirando.  Si es así, has llamado su atención.  Recuerda que ellas pueden analizarte y descartarte en apenas un vistazo.  

- El cabello tiene un significado especial: Creo que ésta es la pista menos comprendida (porque de hecho, es bastante difícil de precisar).  Las mujeres siempre están acomodándose el cabello; es una costumbre automática, que obviamente el 99% del tiempo no tiene que ver con coqueteos (aunque no poco sitios de internet nos inviten a pensar así).  Pero ese 1% restante tiene una función biológica: sacudir las feromonas de su piel hacia nosotros (recuerden la importancia que tiene el sentido del olfato en la seducción).   Por supuesto, no empiecen a olisquear ahí y allá, ¡Se verán bastante raros! Procuren más bien precisar cuando el gesto de acomodarse el cabello es premeditado, en un movimiento más minucioso de lo normal (pero no necesariamente más lento), y mas aún si ella mantiene el contacto visual ¿Tremendo lio , verdad??.

- Si está sentada a tu lado, al cruzar las piernas pondrá la más alejada de tí por encima de la otra, para mostrar mejor la pantorrilla.  En esta posición, los músculos de la pierna se ven más tersos y provocativos.
 

- La barbilla, hacia tí: Creo que un enfoque erróneo en la interpretación del lenguaje corporal femenino durante la fase de acercamiento, es que supuestamente tienden a “mostrar el cuello”, cuando les interesa un hombre.  Un poco aventurada la afirmación, dado que depende ni más ni menos ¡De la postura en la que está sentada!  Una forma más adecuada de identificar esta tendencia es fijarse si su barbilla está ligeramente hacia nosotros (independientemente si vemos su cuello o no).   Si es así, buena señal;  éste es uno de los “ejes“ de la atención, que nos dice inmediatamente si les interesa lo que estamos diciendo.  Recuerda que a las mujeres les gusta hablar de frente.

- Los pies, un poco separados: una investigación indica que cuando una mujer está de pie, el dinamismo con el que mantiene el equilibrio nos dice la emoción que siente.  Si ambas piernas están derechas e inexpresivas, su pasión está muy lejos, ¡Quizá en Japón!.  Si están ligeramente abiertas o jugando con los tobillos, está nerviosa (¿pero por qué?), no podemos saberlo a menos que sigamos indagando.  Pero con certeza no está distante.

- Recuerda detalles de conversaciones anteriores (que a veces ni tú mismo recuerdas): ¿Pensabas que sólo se trataba de mirar cómo se mueve? Una mujer, por distraída que sea, no olvida pequeños detalles de lo que le decimos, si les parecemos interesantes.

- No se siente intimidada por tu proximidad: Si de verdad le gustas no le importará que te acerques a ella; pero si lo haces en el momento inoportuno, o si eres demasiado impetuoso, puedes despedirte de todo el esfuerzo que habías aplicado hasta ese momento. ¿Quieres saber una manera sencilla de acercarte a ella sin “amenazar” su espacio? Dirige su atención lejos de tí mientras lo haces: busca algo que le pueda llamar la atención (un cachorrito, otra pareja, una escultura, qué se yo…) y apúntalo con la mirada, mientras te acercas a ella (como tratando de “señalar” con tus ojos lo que quieres que vea).  Debes estar pendiente si ella oscila ligeramente hacia atrás (¡mala señal!)

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ELLA NO ME ENTIENDE, EL NO ME ESCUCHA ¿Por qué es tan difícil comunicarnos como pareja?





Ésta es una pregunta que nos hacemos con frecuencia. Parece que por más que nos esforzamos, nos cuesta muchísimo entender lo que está pasando por la cabeza del sexo opuesto cuando hablamos; Las mujeres se quejan de que no las escuchamos, y nosotros a veces no tenemos ni idea de qué están hablando ellas. ¿Será posible que podamos entendernos mejor? ¡Claro que sí!, es sólo cuestión de entender cómo la evolución condicionó nuestros cerebros para la conversación.

Desde hace unos cien mil años, la estructura cerebral de hombres y mujeres no ha cambiado, pero… ¿Qué estábamos haciendo exactamente en aquella época tan remota…? fácil: Los hombres abandonábamos la cueva todos los días para ir a cazar, mientras que nuestras mujeres se quedaban en ella para la crianza y los quehaceres de… uhm, la cueva-hogar. Mientras que nosotros debíamos pasar horas en silencio, sentados sin mover un músculo esperando que alguna presa apareciese, las mujeres descubrieron que hablar era una excelente forma de relacionarse.

 ¿De qué hablaban? ¡De todo lo que se les pueda ocurrir…! pero principalmente notaron que para poder convivir todo el día en un mismo clan o grupo de familias, era importante descubrir y fomentar las relaciones entre los diferentes individuos de las mismas. ¿Ven la diferencia principal? los hombres permanecíamos en silencio por horas (Si llegábamos a espantar al antílope, ese día no comía nadie en la familia), y las mujeres -literalmente- forjaban relaciones a través de la interacción verbal, conversando todo el día.

Pero las discrepancias no se quedan ahí: Nuestro silencio como cazadores acompañaba una profunda concentración: pendientes de la dirección del viento que no nos delatara, los ojos fijos escrutando la estepa… en el momento que debíamos arrojar la lanza de manera certera, todo el mundo a nuestro alrededor debía desaparecer. ¡Enfocarse en la presa era un requisito indispensable para la caza…! (…mientras tanto, en el hogar-cueva…) Las mujeres tenían docenas de deberes que hacer a la vez. No sólo conversaban, sino también confeccionaban prendas, arreglaban el hogar, cocinaban y cuidaban a los pequeños, quién sabe qué mas cosas… todo a la vez. Segunda gran diferencia.

¿Cuántas veces hemos escuchado que los hombres sólo podemos hacer una cosa a la vez, mientras que las mujeres son “multitarea“? Ya sabemos el origen de esta realidad ineludible: la evolución desarolló nuestras capacidades comunicacionales y cerebrales de manera diametralmente opuesta.

¿Qué ocurre cuando ambos sexos tratan de plantearle un problema al otro? En el caso de las mujeres, generalmente necesitan que las escuchen, no importa cuántas veces le den vuelta al problema una y otra vez (y lo mezclen con varias situaciones, personas, otros problemas, anécdotas e incluso datos que aparentemente no tienen nada que ver).

 A los hombres nos cuesta muchísimo admitir que tenemos un problema (¿Acaso teníamos a quién pedirle ayuda cuando disparábamos la flecha?) y somos parcos, prácticos y directos en la búsqueda de una solución. Es por esta razón que nos desespera, por ejemplo, la forma de comprar de las mujeres: pueden recorrer 30 tiendas de un centro comercial recordando tallas, modelos, colores, probarse decenas de piezas e invertir horas mientras deciden qué se comprarán… mientras que nosotros nos dirigimos cual proverbial flecha directamente a un sólo sitio y detestamos comparar precios o modelos (a menos claro, que estemos hablando de una nueva televisión para la sala… donde disfrutaremos de los partidos de fútbol y las películas de guerra a través de las cuales queremos revivir nuestra época de “cazadores“, totalmente apartada de nuestra cultura actual.)

El verdadero problema son nuestras reacciones a esos problemas que nos plantea el sexo opuesto. A las mujeres les chocan las soluciones parcas y directas que les ofrecemos los hombres, pues en nuestra practicidad tendemos a “frenar“ la conversación (al fin y al cabo, si nos están consultando por un problema, es para buscarle una respuesta concreta, ¿no…?) . 

Al romper el flujo de la conversa, ellas se frustran (y se quejan de que no las escuchamos). De nuestra parte, obviamente les choca cuando nosotros somos los del problema, pues nos ponemos a cavilar silenciosamente cual “Pensador de Rodin“, o en el peor de los casos, cambiando de canal (sí, en la TV nueva de la sala) cada 2 segundos.

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LAS MUJERES ANALIZAN EL CUERPO DE LOS HOMBRES (y dan su aprobación) en menos de 2 segundos




Una de las facultades que la evolución dio a las mujeres fue la habilidad de analizar, de un simple vistazo, si un macho de la especie era capaz de “cumplir sus funciones” a cabalidad. ¿A qué me refiero exactamente? A proveer el sustento. Obviamente, hace miles de años el “laburo” no consistía precisamente en pasarse ocho horas diarias frente a un computador; más bien nuestras dotes de cazadores eran las más cotizadas en el mercado laboral de aquel entonces.

De ahí que las mujeres desarrollaron un sentido de selección basado en proporciones físicas, en donde machos más agraciados para la cacería, que presentaban principalmente un torso amplio (condición sine qua non para poder desarrollar suficiente potencia) y una complexión armónica (que mejoraba la agilidad del ´prospecto´) eran los preferidos sobre aquellos menos agraciados. 

Más tarde, el desarrollo de una familia como núcleo social fundamental (y necesario para la larga cría de los “cachorros”) presentó la necesidad de una mayor conexión emocional entre ambos sexos; ¿Cuál era la manera de las féminas de la prehistoria para determinar el éxito futuro de esta posible conexión? la respuesta estaba en el rostro de su compañero, el cual se volvió el “estandarte” de nuestras facultades más sensibles.

La evolución tan rápida de la civilización y tan lenta de esa “preselección visual”, nos demuestra que las mujeres siguen aplicando, dentro de ciertas variaciones cultura a cultura, los mismos criterios para determinar si un hombre les gusta o no… al primer vistazo, en un par de segundos, y en el siguiente orden:

1) Primero, determinan la simetría de nuestro rostro. Es esa mirada con la que se “conectan” cuando nos cruzamos en la calle, y dura poco más de medio segundo. Si nuestro rostro les parece armónico, emplean el otro medio segundo para determinar si les gustamos.

2) Luego, la mirada se dirige a la altura de nuestro ombligo. Aquí la cosa se vuelva más complicada, pues el “centro de estética” integrado en los circuitos del cerebro femenino se encarga de analizar la anchura de la cintura contra el ancho de los hombros, la longitud de las piernas y la media entre ellas y la altura, la postura al caminar o estar de pie… todo esto en menos de un segundo. 

Si la mirada de una mujer hace este recorrido sobre tí, y dura los dos segundos completos, has pasado la “prueba preliminar”. Por favor, no eches todo a perder al abrir la boca.

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