Cuando doy los
módulos de generación de contenido hablo mucho sobre storytelling, cómo contar
historias y poco a poco vamos integrando el Neuromarketing al tema anterior
usando otras técnicas sociales como Social Objects y Social Search. Lo cual les
ha dado una serie de ideas distintas a las que ya traen en su formación
profesional y a la inercia empresarial que limita su creatividad al evitar que
ellos realmente se comprometan en los mensajes que ellos mismos crean para sus
clientes. Creo que algunos de ellos llevan tanto tiempo en esto que han perdido
la habilidad de entretenerse y divertirse con lo que hacen.
El éxito de una
campaña tiene mucho que ver con la forma en la que la cuentas, esta forma de
contar las historias o la “voz” de la historia tiene que ver contigo, tu forma
de ser y para contar las cosas. Siempre hay algún escritor o periodista al que
admiras y del que tomas elementos para contar historias. En mi caso es Don
Marco Aurelio Almazán, un gran periodista y humorista mexicano, y ahí apareció su primer libro, El arca de
José. En 1971 regresó y radicó en Mérida, Yucatán hasta el día de su
fallecimiento. Don Marco Almazán parodiaba las costumbres nacionales con un
humor bastante fino, aunque no siempre toca los sentimientos de la gente.
Si, dije
sentimientos, no emociones y ahí es donde el neuromarketing entra. El problema
de evocar emociones está en que son como la medicina, tarde o temprano va a
provocar inmunidad, si no me crees, puedes hacer el ejercicio del sitio Web:
míralo completo sin brincarte los anuncios. Esto es lo que pasaba con el
experimento de Ivan Pavlov. El experimento muchos lo conocen con la campana,
pero en realidad era un timbre que hacía sonar y entonces sus perros sabían que
había comida. Luego de mucho tiempo de realizar esta misma acción, los perros
dejaban de reaccionar al estímulo del timbre y a esto se le llama “fenómeno de
extinción”. Si los dejas “descansar” de
ese estímulo una temporada y de pronto los expones de nuevo, se produce otro
fenómeno, el de “recuperación espontánea” porque ya se tiene la experiencia y
la memoria, entonces, recupera el condicionamiento sin hacer mucho al respecto.
Pero esta recuperación supone más trabajo para lograr el condicionamiento en
primer lugar y luego las recuperaciones. Por eso las emociones son un camino
equivocado.
Los sentimientos
son más fáciles y accesibles, no hay que condicionar y no se extinguen tan
fácilmente. Se esconden pero no se extinguen. Uno de los secretos es que la
historia que cuentes sea precisamente tomando en cuenta los sentimientos de la
gente y especialmente que hayas podido experimentar, de otra forma el efecto se
pierde y entonces el contar una historia se complica por detalles técnicos o la
falta de fuerza en la historia. Esto no quiere decir que excluyas a las
emociones, pero estas no deben ser tu motivación principal.
Coca-Cola es mi generador favorito de historias,
apelan a muchos sentimientos y también contienen una carga emotiva interesante.
El refresco no se consume por el sabor o por el precio, se consume por el
mensaje, los sentimientos que evoca. Toma por ejemplo Santa Claus, su traje no
era rojo, ni tenía esa risa tan característica y ahora no lo podrías imaginar
de otra forma, ¿o si? te dejo un par de videos que me gustan mucho y que
precisamente cuentan una historia, apelan a tus sentimientos y además, tienen
una carga de emociones, de las cuales tampoco abusan….solo las aprovechan
http://pulsosocial.com/2012/11/09/storytelling-y-neuromarketing/
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