Algunos detalles para el éxito
Como se ha
dicho con anterioridad, es necesario tener muy claro el mensaje que se
va a transmitir. Para ello, el comunicador político tendrá que haber
perfilado hasta en sus más mínimos detalles el contenido de su
comunicación para no desviarse del eje central previamente diseñado.
Lo idóneo
es que en la rueda de prensa sólo intervenga un compareciente, aunque
puede aparecer acompañado por otras personas que se limitan a aportar su
imagen. En cualquier caso, el número total debe ser impar, de manera
que se visualice claramente la presidencia del acto.
En el caso de que
todos los participantes en la rueda de prensa vayan a intervenir, es
imprescindible separar claramente los aspectos de los que va a hablar
cada uno de ellos. Nunca dos personas piensan exactamente lo mismo sobre
un asunto aunque compartan la misma idea.
Siempre hay matices que
pueden interpretarse como incoherencias, y muchos periodistas son
expertos en encontrarlas. Un caso diferente es la rueda de prensa
conjunta, en la que dos partes que pueden tener puntos de vista
diferentes, la ofrecen para dar cuenta de lo tratado en una reunión y en
la que un elemento natural es la constatación de algunas discrepancias
entre ellos.
La rueda de prensa tiene un
carácter interactivo por cuanto permite el feedback inmediato con los
periodistas. Es necesario tenerlo previsto, y para ello es conveniente
hacer una relación de posibles preguntas con la elaboración de las
correspondientes respuestas. Los portavoces deben ser capaces de
aprovechar la ocasión para reiterar las ideas centrales diseñadas
previamente.
Es importante la preparación de
material de apoyo para su posterior entrega a los periodistas. El
momento adecuado es cuando van a comenzar las preguntas. Si se hace
antes puede ser un motivo de distracción para la intervención del
compareciente. Es especialmente importante cuando se trata de datos
numéricos, que deben reflejarse en cuadros elaborados con claridad, e
incluso con gráficos que faciliten su comprensión.
Las
explicaciones más técnicas deben abordarse siempre con el lenguaje más
sencillo posible. Utilizar un lenguaje claro y simple es imprescindible,
aunque se transmitan ideas complejas: el mensaje debe ser entendido por
todo el mundo. Sin embargo, debe ser un discurso bien construido, sin
pronunciar frases hechas -muletillas y latiguillos- que no aportan
claridad a la comunicación.
Se debe eludir la
personalización del discurso, por lo que es recomendable evitar la
primera persona del singular. Se habla en nombre de una institución o
grupo político, y, aunque se trate del máximo responsable, se debe
transmitir la comunicación en nombre del colectivo al que representa con
determinadas excepciones puntualmente estudiadas.
La
naturalidad es el secreto del mejor comunicador. En ningún caso se debe
leer, salvo que exponga algún dato numérico o estadístico, y éste debe
ser explicado recurriendo a ejemplos -no es lo mismo hablar de un
terreno que mide cinco mil metros cuadrados, que decir que se trata de
una superficie similar a la de un campo de fútbol-.
La
seguridad de quien habla en los argumentos esgrimidos es la medida del
éxito de la rueda de prensa. Cada uno de los aspectos que se razonan
debe quedar bien explicado antes de pasar al siguiente. Sólo de esta
forma se puede trenzar una argumentación sólida y clara.
Aunque,
en general, el mensaje debe adecuarse a las condiciones del auditorio,
en una rueda de prensa es necesario reducir las ideas a los términos más
simples que sea posible. Los receptores son periodistas, pero deben
recibir la información de forma didáctica para que de esa forma la
trasladen con posterioridad.
3. Fases de una rueda de prensa
La
comunicación que se realiza cuando un comunicador político transmite su
mensaje en una rueda de prensa constituye un proceso que se desarrolla
en seis fases:
1. Conceptualización
inicial. Antes de la convocatoria de la comparecencia ante los medios
informativos, la organización -institución o partido-, define una
posición política que se quiere comunicar. Aunque parezca una obviedad,
si no se tiene nada que dar a conocer, no se inicia el proceso
comunicativo. Es la condición previa imprescindible.
2. Traducción
del concepto en palabras. Es la parte más compleja, en la que se eligen
determinadas expresiones que deben transmitir con precisión el concepto
inicialmente definido. El comunicador político elabora un mensaje claro
con una argumentación lógica que lo sustenta. Es la fase donde se
diseña la comunicación en toda su complejidad, y en la que debe quedar
clara la idea central y los argumentos sobre los que se apoya.
3. Transmisión
del mensaje. Es la rueda de prensa propiamente dicha. El momento en el
que el emisor discursivo comunica al periodista de forma clara y
sencilla el mensaje elaborado. Se produce con la transferencia de
información desde el comunicador político a los medios de comunicación
social.
4. Recepción
por parte del medio. Se produce simultáneamente que la anterior, pero
es una fase diferente. El mensaje transmitido lo recibe un periodista
que se convierte en un receptor que asume el papel de emisor posterior.
Aunque la emisión sea correcta, si la recepción no se produce de forma
adecuada, la comunicación se habrá frustrado. Es posible que lo
percibido no coincida con lo emitido, y esto siempre depende del
comunicador político.
5. Reelaboración
del mensaje. Aquí se produce el proceso decisivo de una rueda de
prensa. Es el momento en el que el periodista interpreta lo comunicado y
transcribe al papel las ideas principales que le llegarán al ciudadano.
El profesional de la información traduce las palabras oídas en la
comparecencia y selecciona las partes más destacables. El emisor ya
habló, pero ahora es cuando se produce el resultado definitivo.
6. Recepción
final. Es la fase última. El momento que busca el comunicador político
desde el momento en el que inicia el proceso. Se produce una nueva
interpretación del mensaje. Una comunicación política correctamente
elaborada debe percibirla el receptor final tal y como fue diseñada. Si
no es así, la responsabilidad no debe buscarse en el medio informativo.
Es el comunicador político quien posiblemente no construyó adecuadamente
su discurso.
www.ucm.es
0 comentarios:
Publicar un comentario