Una fluida comunicación, profunda confianza y espíritu de cooperación son las actitudes básicas en toda relación exitosa, tanto en el ámbito personal, como laboral y profesional. Una empresa o equipo con falta o deficiencia en alguna de éstas está destinada a la ineficiencia y un profundo malestar general. Por lo tanto es fundamental desarrollar estas actitudes, si queremos mejorar los resultados obtenidos.
Comunicación:
La calidad de las comunicaciones que mantenemos determinan la calidad de nuestras relaciones. Si hiciéramos una lista de las personas con las cuales mantenemos malas relaciones veremos que son las mismas con las que no mantenemos una buena comunicación. Su pudiéramos mejorar la comunicación con estas personas, sin duda la relación sería mucho más efectiva.
La comunicación (acción en común) es el proceso básico a través del cual coordinamos acciones con otros, y por lo tanto es un proceso fundamental en toda organización.
Si nos centramos en la comunicación como transmisión de información, dejamos de ver el lado humano de la misma, y por lo tanto toda la riqueza y profundidad que podemos lograr. Al incorporar la dimensión humana, nos damos cuenta de la importancia de las emociones en una buena comunicación. Es imposible que alguien se comunique efectivamente si, por ejemplo, está enojado o resentido.
Entendemos la comunicación como una "danza" entre el hablar y el escuchar. Y en esta "danza" interviene cada persona en toda su dimensión: emociones, expectativas, intereses, conocimientos, paradigmas, pensamientos, etc.
Confianza:
La confianza es la actitud básica que nos permite actuar. En forma individual la llamamos auto confianza; y en el hacer con otros, confianza. Seguramente usted no depositaría su dinero en un Banco en el cual no confía. No iría a consultar a un médico, si no confía en él. No delegaría una tarea a alguien si desconfiara de su capacidad, ni trabajaría en una empresa si no confiara en que recibirá su pago según lo acordado.
La confianza no se mide en blanco y negro, sino en grados. A mayor confianza, es mayor la posibilidad de acción. A menor confianza, las posibilidades de acción se reducen. Cuanto menor es la confianza, mayores son los controles que necesitamos implementar para verificar la acción. Los controles pueden, en cierta medida, compensar la falta de confianza, pero no la reemplazan.
La confianza no significa credulidad ni es una cuestión de fe, si no todo lo contrario. La confianza surge a partir de la valoración sobre la habilidad, sinceridad, cumplimiento y compromiso de la persona. La confianza se otorga o se niega, se construye... o se destruye.
Cooperación:
Imagine un equipo de fútbol donde los jugadores, en vez de jugar junto al equipo, jueguen para su propio lucimiento. Imagine una empresa donde las personas, en vez de colaborar con los otros, actúen en forma individualizada según sus propios intereses. Imagine un grupo de políticos donde, en vez de buscar soluciones para mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos, busquen incrementar su poder y riqueza personal. Seguramente puede imaginarlo, ya que todos estos casos son moneda corriente en nuestra sociedad.
Cooperar significa actuar junto con otro/s para el logro de un objetivo común, en beneficio mutuo. Cooperar no significa dejar de lado los objetivos individuales. Es importante darnos cuenta que la cooperación es "un buen negocio": encontrar espacios donde los objetivos individuales impulsan los objetivos grupales y viceversa. La cooperación es un ganar-ganar entre los intereses de la persona y los distintos sistemas en los que se desenvuelve (equipo, empresa, familia, vecindario, etc.).
Actitudes:
Vivimos en una época de donde la comunicación personal es cada vez más pobre (a pesar de los grandes avances tecnológicos), donde la desconfianza es generalizada (en los políticos, las instituciones, las empresas, la publicidad...), y donde el individualismo y la competencia parecen haber triunfado sobre la cooperación y la colaboración. A su vez, invertimos dinero y tiempo (personal y empresarial) en el desarrollo de la tecnología y la adquisición de conocimientos, restándole importancia a lo más valioso del ser humano: sus actitudes.
Son las actitudes de las personas las que la convierten en grandes líderes. Son las actitudes de las personas las que generan una gran empresa. Son las actitudes de las personas las que construyen un gran país.
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