Continuamos con nuestra serie “Derribando Mitos“, en la que seguimos rebatiendo aquellos ejemplos de “sabiduría popular” que resultan no ser tan ciertos. En el caso de hoy, vamos con esos dichos habituales de “psicología de andar por casa” que nos puede llevar a pasarnos de listos con alguien que no lo merece .
Es uno de esos gestos con una interpretación inequívoca: cuando estamos mintiendo, miramos hacia izquierda (o hacia arriba, según la versión), bien para pensar, bien porque no podemos mirar a los ojos de nuestro interlocutor. Una de esas reacciones que hace que se coja antes a un mentiroso que a un cojo. ¿O no? Porque un estudio reciente de la Universidad de Hertfordshire, Reino Unido, demuestra que no tiene ninguna base, y que las reacciones oculares no son especialmente reveladoras.
Durante la primera parte del experimento, se pidió a la mitad de los sujetos que mintieran, y al resto, que dijeran la verdad ante una sencilla pregunta: ¿dónde has guardado el móvil? Todas las respuestas fueron grabadas, y se comprobó que los porcentajes que miraban arriba o a los lados al a hora de mentir eran muy similares.
“Es una locura. Te daría igual tirar una moneda y, si sale cara, decir que estás ante un mentiroso”, declaró Richard Wiseman, principal artífice del estudio. “Cada vez que hablo sobre los mecanismos de la mentira, esto de los ojos termina saliendo. No encaja en absoluto con la literatura sobre psicología, así que pensé que sería bueno ponerlo a prueba”.
Para una segunda parte, sin embargo, necesitaban otro tipo de testimonio no condicionado. Fue la parte más complicada y tediosa del estudio: mirar cintas y cintas de mentiras no detectadas. Al menos al principio. En este caso, buscaron vídeos de gente dando ruedas de prensa para buscar a algún familiar desaparecido. Se trataba de casos en los que el lloroso familiar resultó ser el asesino, basándose en pruebas irrefutables como análisis de ADN o vídeos de cámaras de seguridad en los que se veía como ellos mismos fueron los asesinos.
Los resultados dieron la razón a la teoría de Wiseman: no había ninguna dirección a la que mirara con más frecuencia. El psicólogo cree que se trata de una percepción errónea y perjudicial, ya que la idea está bastante extendida e incluso se usa en cosas como entrevistas de trabajo, donde pueden tener una influencia negativa a la hora de juzgar al candidato.
¿Y cuál podría ser el origen de esta creencia? Según el estudio, puede provenir de… ¡los libros de autoayuda! En los 70 y 80 hubo una corriente dentro de estos manuales llamada “programación neuro-lingüística”. En principio, se comentaba como el mirar hacia arriba al pensar se debía a la diferencia entre la “memoria reconstruida” (hechos que reconstruimos a partir de cosas que nos han contado o hemos leído o escuchado) contra memorias generadas (nuestros propios recuerdos).
Con el tiempo, estos conceptos fueron sustituidos por unos más sencillos: si miras hacia otro lado al pensar, estás mintiendo. La próxima vez, hagan la prueba con nuestros políticos, a ver qué pasa.
http://www.cookingideas.es/
0 comentarios:
Publicar un comentario