Escuchar con concentración y empatía es crucial para el éxito de la comunicación. CommLab India ofrece 5 formas básicas para cultivar la habilidad de escuchar. Y lo hace porque la comunicación es vital en el funcionamiento de cualquier grupo u organización, más allá de su fin.
Sin embargo, por obvio que parezca decirlo, son comunes los problemas de comunicación dentro de las entidades más variopintas que afectan las relaciones entre empleados, entre subordinados y jefes, entre dueños y ejecutivos, y por supuesto entre clientes y empresa.
Así, para desarrollar una buena comunicación se necesita practicar determinadas habilidades de escucha.
1. Demostrar interés en los puntos de vista ajenos: Cada cual es libre de tener su propia opinión, y eso implica que los demás pueden opinar diferente. Al escuchar a alguien, es mejor mantener la mente abierta, sometido el ego propio y los prejuicios a distancia, mientras se dirige la atención al interlocutor. Mostrar un interés genuino en lo que dice la otra persona indica automáticamente que se sabemos escuchar y vale la pena conversar con nosotros.
2. Concentración: Prestar atención a lo que la persona dice, en lugar de divagar. Una buena manera de lograr esto es interiorizar que cualquiera puede revelar una información importante que no debe pasarse por alto.
3. No interrumpir innecesariamente: Se aprecia cuando uno es capaz de aportar argumentos o un punto de vista distinto a una conversación, pero siempre se debe dejar que la otra persona complete la idea que expone. No se trata solamente de que interrumpir a alguien es rudo, sino que afecta el hilo de pensamiento del hablante.
4. Poner atención al propio lenguaje corporal: Mucha de la comunicación se produce de forma no verbal. Por tanto, se necesita cuidar el lenguaje corporal mientras se escucha y mientras se habla. Es un indicador de cuán involucrados en la conversación estamos.
5. Acumular paciencia: No siempre resulta sencillo escuchar al interlocutor, y dejar que termine el contenido de lo que dice, porque puede parecer una tontería o ser una provocación. En esos casos, es mejor no juzgar prematuramente y esperar a que el hablante concluya. Y si al final continuamos pensando que su idea es errada, pues no tiene sentido desgastarse en discusiones innecesarias que probablemente no conducen a ninguna parte.
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