Cómo tocar el hombro para crear empatía en las personas?



Cada vez notamos con más preocupación que los seres humanos nos estamos distanciando no sólo en nuestra manera de comunicarnos, sino en la forma como interactuamos físicamente. 

 La desconfianza y la inseguridad ha tenido efectos desastrosos en la manera como nos acercamos unos a otros, especialmente en lo que respecta al contacto físico casual. Cualquier roce, tropiezo o toque accidental es acompañado inmediatamente de una disculpa; y es que pareciera que estamos condicionados para pensar que cualquier acercamiento entre nosotros es incómodo y debe ser rechazado.

¡Es importante que recuperemos una de las técnicas más sencillas para crear empatía con otra persona! Es “el toque”, el cual consiste simplemente en colocar la mano abierta sobre el hombro o el brazo de otra persona.

Una anécdota bastante particular sobre el impacto que tiene este gesto es la siguiente: en una conferencia sobre comunicación no verbal, el especialista en el área se dedicó a recibir a cada uno de los asistentes… tocándoles suavemente el hombro y asegurándose de no sonreír en ningún momento. Al final de la charla, se les hizo una encuesta a los participantes, preguntándoles si el ponente les había sonreído en algún momento al darles la bienvenida. Asombrosamente, casi un 60% respondió que sí, lo cual era falso.

... el efecto de tocar el hombro había funcionado; el ponente creó un puente empático instantáneo con los presentes, incluso más efectivo que si les hubiese sonreído sin establecer contacto físico con ellos.

¿Cómo debe ser realizado este “toque”? simplemente con la palma abierta, dejando descansar el peso de la mano sobre el hombro de la persona, un poco hacia la espalda, por no más de un segundo.  No es fácil que sea perfectamente natural, así que ¡Hay que practicarlo!

Este recurso no sólo nos acercará a nuestros interlocutores sino también nos permitirá captar su atención más fácilmente.  Lenguajecorporal.org

7 trucos para crear un gran impacto en tu público



Gran parte del éxito de una presentación radica en la manera cómo nos “conectamos“ con nuestro público.  Aunque ya tomamos en cuenta previamente cómo controlar el miedo escénico, no hemos considerado al puente emocional que debemos crear entre nosotros y una audiencia numerosa.  Descuida, no es tan difícil como parece; sólo requiere un poco de práctica, y tomar en cuenta que debes.



1. Controlar tu nivel de estrés: Poco antes de subir al escenario, evalúa la cantidad de tensión que sientes: Siempre debes tener un poco, lo que significa que consideras tu presentación importante y emocionante; pero demasiado estrés puede afectar tu desempeño.   Pocos minutos antes de subir, mantente derecho, con la barbilla recta y haciendo cinco o seis respiraciones profundas.  Siente que te estás preparando para el éxito.

2. Entrar de manera confiada: nada mejor para inspirar seguridad hacia tu público, que hacer una entrada a paso firme, con los hombros relajados, el rostro en alto y una leve sonrisa.  La idea es proyectar una imagen de dominio del tema que vas a presentar.

3. Hazlo con emoción: Aún cuando domines el tema a la perfección y hayas podido controlar tus nervios, si no presentas tus ideas con pasión y verdadero entusiasmo, no lograrás impactar a la audiencia.  Anda, suéltate y demuéstrales que naciste para ese momento, imprime emoción en tus palabras y contagiarás a tu público.

4. Mantener el contacto visual: Obviamente no podemos mantener la mirada con todos los asistentes a la vez, pero sí es necesario que tus ojos no divaguen.  Si empiezan a oscilar hacia el techo o hacia otro lugar, o te quedas viendo fijo tus diapositivas, todo el mundo pensará que no estás seguro de lo que estás diciendo, que perdiste el hilo del discurso o peor aún, que estás escondiendo algo.

5. Olvídate del podio: Aunque puede parecer cómodo apoyarse (O incluso protegerse) tras él, es una barrera infranqueable con tu público, y además bloquea gran parte de tu expresión corporal.

6. Que tus manos hablen por tí: En la medida que trates de dejar tus manos inmóviles, te verás tenso e inseguro; si las dejas que hagan gestos demasiado rápidos o amplios, parecerás disperso o poco preparado.  Así como regulas el volumen y el tono de tu voz, regula la amplitud y la velocidad de los gestos de tus manos.  Deja que vayan al ritmo de tus palabras y serás tres veces más convincente.

7. A los seres humanos nos encanta el movimiento:  Si te quedas parado en un sólo sitio será muy probable que tu público se aburra.  Acércate a ellos cuando quieras captar su atención, y aléjate cuando estés haciendo una transición entre secciones e ideas.  Pero cuando quieras hacer verdadero énfasis en un punto, quédate perfectamente quieto para añadir dramatismo e impacto.

C/ Santiago 369, Gazcue, Santo Domingo, D.N., Rep.Dom. Contacto: 809 -537 -1142/ info@enfoqueestrategico.com