
La
desconfianza y la inseguridad ha tenido efectos desastrosos en la manera como
nos acercamos unos a otros, especialmente en lo que respecta al contacto físico
casual. Cualquier roce, tropiezo o toque accidental es acompañado
inmediatamente de una disculpa; y es que pareciera que estamos condicionados
para pensar que cualquier acercamiento entre nosotros es incómodo y debe ser
rechazado.
¡Es
importante que recuperemos una de las técnicas más sencillas para crear empatía
con otra persona! Es “el
toque”, el cual consiste simplemente en colocar la mano abierta sobre el hombro
o el brazo de otra persona.
Una anécdota
bastante particular sobre el impacto que tiene este gesto es la siguiente: en
una conferencia sobre comunicación no verbal, el especialista en el área se
dedicó a recibir a cada uno de los asistentes… tocándoles suavemente el hombro
y asegurándose de no sonreír en ningún momento. Al final de la charla, se les
hizo una encuesta a los participantes, preguntándoles si el ponente les había
sonreído en algún momento al darles la bienvenida. Asombrosamente, casi un 60%
respondió que sí, lo cual era falso.
... el efecto de tocar el hombro había
funcionado; el ponente creó un puente empático instantáneo con los presentes,
incluso más efectivo que si les hubiese sonreído sin establecer contacto físico
con ellos.
¿Cómo debe
ser realizado este “toque”? simplemente con la palma abierta, dejando descansar
el peso de la mano sobre el hombro de la persona, un poco hacia la espalda, por
no más de un segundo. No es fácil que sea perfectamente natural, así que
¡Hay que practicarlo!
Este recurso
no sólo nos acercará a nuestros interlocutores sino también nos permitirá
captar su atención más fácilmente. Lenguajecorporal.org